La familia del reverendo Hossein Soodmand, el único pastor iraní que se ha confirmado que ha sido ahorcado por haber abandonado el islam, encontraron su tumba profanada a principios de diciembre.
La hija del pastor, Rashin Soodmand, quien ahora vive en el exilio en Europa, dijo a Article 18, una organización que promueve la libertad religiosa, “Como miembro de la familia de este pastor mártir, puedo decir que la reciente falta de respeto mostrada a la tumba de nuestro padre hirió nuestros corazones una vez más”.
“Nuestro padre fue asesinado cruelmente y en contra de la ley. Lo enterraron en un lugar que llamaron la anatabad (lugar maldito), sin nuestro conocimiento, y ni siquiera le dieron a nuestra familia la oportunidad de despedirse de él, o de ver su cuerpo sin vida”, dijo Soodmand.
Continuó diciendo: “Durante años, tuvimos que viajar a este remoto lugar para visitar su tumba sin marcas, y ni siquiera se nos permitió construir una lápida que llevara su nombre. Y ahora quieren eliminar por completo el único rastro de él que nos queda. Llevaremos nuestro llamamiento a cualquier institución nacional o internacional relevante sobre esta falta de respeto y crueldad”.
Article 18 informó por primera vez sobre la profanación de la tumba de Soodmand, que estaba situada en el borde del cementerio de Behesht-e Reza en Mashhad, la segunda ciudad más grande de Irán. El líder cristiano fue ejecutado por el régimen iraní en diciembre de 1990.
Un vocero de Article 18 dijo a Fox News que la familia descubrió la tumba profanada cuando fueron a visitarlo en el aniversario de su ahorcamiento, el 3 de diciembre.
“Las autoridades iraníes ciertamente hicieron la llamada”, añadió el portavoz. “No sabemos quién exactamente, quizás el alcalde local, pero entendemos que están ampliando el cementerio y vendiendo parcelas a familias ricas que pueden pagarlas”.
Soodmand se convirtió al cristianismo antes de la Revolución Islámica de 1979. De acuerdo con Article 18, él era activo en la organización cristiana la Sociedad Bíblica, y supervisó la iglesia episcopaliana de Isfahan y más tarde la iglesia de las Asambleas de Dios en Mashhad.
El régimen islámico radical de Irán arrestó a Soodmand en 1990. Fue “torturado y mantenido en confinamiento solitario durante un mes”, escribió el Article 18.
Nila Behzadi, una iraní-alemana que vive en Berlín y que es activista por la democracia, le dijo a TheJerusalén Post: “Este régimen tiene una larga historia de profanación de las tumbas de disidentes y minorías religiosas. La destrucción empezó desde el comienzo de la revolución (islámica de 1979) con la demolición de la tumba de Reza Shah, bajo el mando directo del entonces líder de la República Islámica, Ruhollah Jomeini, y por parte de Sadeq Khalkhali”.
Añadió: “También han destruido las tumbas bahaíes durante años. Después de la masacre de los años 80, destruyeron repetidamente el cementerio de Khavaran con excavadoras. Este régimen no sabe nada de la humanidad y estas atrocidades incluyen a todas las facciones de la República Islámica. A muchas víctimas de la masacre de los años 80 ni siquiera se les permite tener una lápida. También hay cristianos convertidos que no están seguros en la República Islámica en absoluto”.
El régimen iraní ejecutó al menos a 20.000 iraníes encarcelados en la década de 1980, según una estimación. Los exiliados iraníes creen que entre 20.000 y 30.000 prisioneros murieron en total. El entonces líder supremo Ruhollah Jomeini emitió una fatwa autorizando las ejecuciones.
Behzadi dijo: “La destrucción de muchas lápidas y cruces que se habían roto en el cementerio armenio de Isfahan, o la Iglesia Histórica de la ciudad de Kerman, que también estaba incluida en la Lista Nacional de Monumentos Iraníes, fue completamente destruida. Incluso un ataque al cementerio cristiano de Ahvaz por parte del municipio y la destrucción y robo de las cruces de los cementerios armenios y polacos en los últimos años son ejemplos de la barbarie y el salvajismo del régimen islámico”.
Poco antes de su ejecución, Soodmand escribió a amigos que habían huido de Irán: “Siguiendo el ejemplo del gran pastor del rebaño, el Señor Jesucristo, estoy dispuesto a sacrificar mi vida por mis ovejas. Mi escape de estos peligros debilitaría el rebaño de Dios y los desalentaría. No quiero ser un mal ejemplo para ellas, por lo que estoy dispuesto a ir a la cárcel de nuevo y, si es necesario, incluso a dar mi vida por ellas”.