Las Fuerzas Aéreas de Ucrania han logrado un notable éxito en el campo de batalla al derribar un total de 10 aeronaves de combate rusas en un lapso de 10 días, entre ellas, nueve avanzados cazabombarderos, específicamente modelos Sukhoi Su-34 y Sukhoi Su-35, y un raro avión radar Beriev A-50.
Este número representa una pérdida significativa para Rusia, especialmente considerando las limitaciones de su industria aeroespacial, actualmente afectada por sanciones internacionales que restringen su capacidad de producción a apenas unas pocas docenas de nuevas aeronaves de guerra anualmente.
La tasa a la que Rusia está perdiendo estas aeronaves es alarmantemente alta, evidenciando una disparidad de 20 veces entre las pérdidas y la capacidad de reposición de su arsenal aéreo.
El Ministerio de Defensa ucraniano, con un tono de sutil ironía, confirmó el derribo del noveno y décimo avión de este mes, ambos modelos Su-34, con la expresión: “¡Uy, lo hemos vuelto a hacer! ¡Y ya van 10 aviones rusos destruidos en 10 días!”.
La estrategia detrás de estos derribos no ha sido completamente revelada, generando interrogantes sobre las tácticas empleadas por Ucrania. Una posibilidad es la asignación de lanzadores de misiles Patriot de fabricación estadounidense a unidades móviles de defensa aérea que operan cerca del frente, utilizando misiles PAC-2 de 90 millas de alcance para emboscar a las aeronaves rusas y luego desplazarse rápidamente para eludir represalias.
El alcance de la operación, que resultó en el derribo del A-50, a aproximadamente 120 kilómetros, sugiere el uso de sistemas de misiles de mayor alcance, posiblemente un S-200 de la era de la Guerra Fría, reactivado por la fuerza aérea ucraniana de reservas de larga duración.
Además, se ha observado que Ucrania ha reposicionado algunas de sus baterías de misiles tierra-aire NASAMS, con un alcance de 25 millas, más cerca del frente. Esta acción viene tras el descubrimiento y destrucción por parte de Rusia de un lanzador NASAMS en las proximidades de la ciudad de Zaporizhzhia, acontecimiento ocurrido a inicios de la semana.
La estrategia aérea ucraniana supera los retos y el agotamiento de arsenales
La clave del éxito reciente de Ucrania en la guerra aérea podría atribuirse a una aplicación más agresiva y diversificada de sus sistemas de defensa, incluyendo el uso conjunto de las tecnologías mencionadas y otras adicionales. Sin embargo, este enfoque conlleva sus propios riesgos, especialmente considerando que los misiles de los sistemas Patriot y NASAMS son de procedencia estadounidense y, desde finales de diciembre, Estados Unidos ha cesado el suministro de nuevas municiones a Ucrania. Este parón se debe a la influencia de congresistas republicanos con posturas prorrusas, que obstaculizaron la aprobación de nuevas ayudas. De mantenerse esta situación, Ucrania enfrentará pronto la escasez de sus activos más efectivos en la defensa antiaérea.
Por otro lado, las propias estrategias y fallos tácticos de Rusia han jugado un papel en el incremento de sus pérdidas aéreas. Tras un costoso triunfo sobre la resistencia ucraniana en Avdiivka, el ejército ruso ha intensificado su ofensiva contra otras posiciones ucranianas, también mermadas en municiones, debido a la parálisis en el Congreso de EE. UU. Esta situación ha animado a la aviación rusa a incrementar sus operaciones cerca del frente, utilizando bombas planeadoras para presionar a las fuerzas ucranianas y facilitar el avance terrestre ruso.
Aumentan los derribos rusos ante la osadía ucraniana
El Centro Ucraniano de Estrategias de Defensa señaló que “El enemigo ha perdido el temor a desplegar su aviación directamente sobre el campo de batalla”, lo que si bien resulta en bajas aéreas rusas, proporciona a sus fuerzas terrestres una ventaja significativa en términos de potencia de fuego. Este incremento en las misiones de ataque rusas ha brindado a las defensas aéreas de Ucrania más blancos a abatir, traduciéndose en un mayor número de derribos.
La efectividad de la defensa aérea ucraniana se ve reforzada por la creciente vulnerabilidad de los pilotos rusos ante los sistemas de misiles ucranianos. La dependencia rusa en su flota de aviones radar A-50, crucial para la cobertura sensorial sobre Ucrania, ha sido debilitada. Con ataques a estos aviones, incluido un daño significativo a un A-50 el año pasado y el derribo de otros dos recientemente, Ucrania ha logrado reducir en un tercio la cobertura de sensores de Rusia, generando áreas donde sus pilotos enfrentan mayores dificultades para detectar y evadir misiles enemigos.
El desgaste del Arsenal en Ucrania y Rusia: Una carrera contrarreloj
En este juego de ajedrez bélico entre Ucrania y Rusia, ambos contendientes están consumiendo recursos críticos a una velocidad que no pueden sostener. Los ucranianos están agotando su arsenal de misiles estadounidenses, mientras que los rusos ven mermar su flota de cazabombarderos Su-34, Su-35 y los estratégicos aviones radar A-50. Esta dinámica refleja estrategias de corto plazo que ambas partes esperan que se traduzcan en ventajas tácticas y estratégicas a largo plazo.
Ucrania, en un esfuerzo por debilitar la capacidad aérea rusa, está desplegando lo último de su arsenal de misiles Patriot y NASAMS. El objetivo es claro: reducir significativamente la amenaza aérea rusa y prevenir futuros ataques que puedan cambiar el curso del conflicto. Del lado ruso, la estrategia es presionar con ataques aéreos intensificados contra posiciones ucranianas, buscando forzar su rendición y facilitar un avance terrestre, antes de que la limitación en aeronaves y pilotos experimentados se convierta en un obstáculo insuperable.
En este punto crítico, la atención se centra en una figura clave: el representante republicano Mike Johnson, presidente de la Cámara de Representantes de EE. UU., quien tiene en sus manos la posibilidad de alterar el equilibrio de poder aéreo. Con el Senado estadounidense ya habiendo aprobado un nuevo paquete de ayuda de 60.000 millones de dólares para Ucrania, que incluiría significativas provisiones de misiles antiaéreos, la decisión de Johnson de llevar este paquete a votación podría ser decisiva.
La expectativa general es que, de ser sometida a votación, la ayuda sería aprobada con un fuerte respaldo bipartidista, proporcionando a Ucrania los recursos necesarios para sostener su defensa aérea y, posiblemente, alterar el curso del conflicto a su favor.