Cinco meses después de la invasión rusa de Ucrania, ¿qué lecciones podemos extraer de la guerra aérea?
El SEAD es difícil
Para los analistas, uno de los acontecimientos más sorprendentes de las primeras semanas de la guerra fue la incapacidad de la fuerza aérea rusa para establecer la supremacía y operar libremente en toda Ucrania. Este juicio se formó a partir de la experiencia de las guerras de Estados Unidos y la OTAN en Irak, Afganistán y Libia, donde los aviones occidentales barrieron rápidamente los cielos de los aviones enemigos y el suelo de los misiles defensivos del enemigo. Sobre Ucrania, los aviones rusos han tenido dificultades para identificar y destruir los sistemas defensivos ucranianos. De hecho, muchos de los ataques rusos con éxito contra los sistemas SAM ucranianos se han producido en tierra, en lugar de por aire.
Y como señala Justin Bronk, los problemas de SEAD revelados durante la guerra entre Rusia y Ucrania pueden presagiar futuras dificultades para Occidente. A estas alturas, ningún país que no sea Estados Unidos debería tener mucha confianza en poder ejercer su voluntad sobre una red SAM enemiga. De hecho, si se utilizan con eficacia, las defensas aéreas modernas parecen capaces de ejercer un desgaste sobre las fuerzas aéreas que ni siquiera Estados Unidos ha estado dispuesto a tolerar en los últimos conflictos.
La supremacía aérea es difícil de establecer
Ni siquiera ahora Rusia ha sido capaz de establecer la supremacía aérea sobre Ucrania. El problema al que se enfrentan los rusos no es, como en el caso de Vietnam, político; los rusos no tienen reparos en atacar los campos de aviación y las zonas de concentración en lo más profundo de Ucrania. Lo que les falta son los medios para hacerlo con seguridad y eficacia. Los cazas ucranianos que operan dentro de las redes defensivas de misiles y cerca de sus propias bases pueden resistir a los intrusos rusos, incluso con una enorme superioridad numérica rusa. Los pilotos ucranianos pueden (y lo hacen) declinar la batalla en circunstancias desventajosas, y Rusia carece de la capacidad de ataque de largo alcance para obligarles a enfrentarse. Esto significa que, a pesar de carecer de ventajas numéricas, la fuerza aérea ucraniana puede seguir volando y participando en operaciones de apoyo a los objetivos terrestres y marítimos ucranianos.
Capital humano e industrial
Construir una fuerza aérea es difícil, aparentemente.
Tanto Rusia como Ucrania han tenido problemas con las reservas y los flujos de potencia aérea. Por parte ucraniana, la idea de dotar a Kiev de una fuerza aérea preparada se desmoronó rápidamente ante la necesidad de formar a pilotos y personal de mantenimiento en nuevos aviones y nuevas variantes de los antiguos. La falta de repuestos e instalaciones de mantenimiento ha dificultado que Ucrania mantenga en el aire los aviones de que dispone, aunque este problema se ha suavizado un poco al abrirse las compuertas de los equipos de Europa del Este. Los aviones de hoy en día son lo suficientemente distintos, incluso de los aviones de la década de 1960, en cuanto a su complejidad, como para que el tiempo de espera para poner a los pilotos efectivos en las cabinas que pueden operar haya crecido hasta meses e incluso años. Así pues, cualquier estrategia de entrega de nuevos aviones a Ucrania requiere un considerable esfuerzo institucional e industrial.
Esto también ha afectado a la estrategia rusa. A pesar de las importantes reservas de aviones existentes, Rusia simplemente no puede permitirse lanzar aviones a una ofensiva en la que sufriría altos niveles de desgaste. La industria rusa no puede sustituir los aviones y la infraestructura de formación rusa no puede sustituir a los pilotos. Rusia no tiene ningún interés en convertir sus flotas existentes en polvo en esta guerra, una decisión que ha limitado el alcance de su uso de la fuerza aérea.
Tanto los drones como el ala fija contribuyen
Los drones han desempeñado sin duda un papel muy importante en la guerra hasta ahora, ya que los vehículos aéreos no tripulados ucranianos han ayudado a embotar y finalmente a desintegrar las temerarias ofensivas rusas de las primeras semanas del conflicto. Relativamente baratos y relativamente prescindibles, estos aviones desempeñaron un papel fundamental en un momento desesperado. A medida que la guerra ha continuado, la principal contribución de los drones parece haber sido menos los vistosos ataques realizados por los TB2, y más el reconocimiento de corto alcance realizado por diversas familias de UAV de corto alcance operados por equipos de infantería y artillería en ambos lados del conflicto.
Pero aquí también hay retroceso. Rusia ha mejorado drásticamente sus contramedidas electrónicas, interrumpiendo el control ucraniano sobre los UAV y haciéndolos más fáciles de destruir. La densidad de las fuerzas rusas en el Donbás ha hecho posible el uso de una variedad de armas antiaéreas que pueden hacer frente a diferentes drones a diferentes altitudes. En conjunto, los drones están desempeñando un papel muy similar al de los aviones de reconocimiento y de ataque ligero en guerras anteriores, pero no han sustituido en absoluto la contribución de los aviones de ala fija más grandes y rápidos.
Reflexiones de despedida
La guerra aérea sobre Ucrania no ha sido decisiva en ninguno de los sentidos en los que normalmente utilizamos el término. Ni Rusia ni Ucrania pueden reclamar una victoria decisiva, ya que la primera no ha destruido a la segunda y esta no ha aislado el espacio aéreo de la primera. Al mismo tiempo, sería un error afirmar que la potencia aérea ha fracasado. El éxito de las misiones de poder aéreo (desde el ataque de largo alcance hasta el apoyo aéreo cercano, pasando por el reconocimiento y el transporte) han sido fundamentales para las victorias locales (la derrota de la ofensiva sobre Kiev, el éxito de la ofensiva rusa en el Donbás), si no para la guerra en su conjunto.
En los próximos meses, la capacidad de Ucrania de recurrir a los activos occidentales para ganar la superioridad aérea (o al menos la igualdad) podría tener efectos dramáticos en el curso de la guerra.