Aunque la opinión dominante en Occidente es que China es un dínamo militar y económico que está dejando rápidamente atrás a Estados Unidos, el mundo puede estar volviéndose en contra del Imperio Medio, y el liderazgo chino puede estar convirtiéndose en una dura marca de nacionalismo como resultado. Su reciente choque fronterizo con la India en el alto Himalaya y la represión de la libertad de Hong Kong son las manifestaciones más recientes de esto.
El ascenso de China como potencia económica mundial y potencia militar regional es uno de los más rápidos de la historia. China ha crecido más rápido que América durante cuatro décadas consecutivas. Ha construido los cimientos industriales y tecnológicos para una rápida expansión de su ejército, para incluir capacidades de clase mundial en el lanzamiento espacial, y su propia versión de GPS. La economía mercantilista de China se ha apoderado de sectores enteros de otras economías, incluyendo las de los Estados Unidos. Todo esto ha ocurrido no solo con la aquiescencia de los EE.UU., sino con la facilitación intencional. Estados Unidos primero quería a China como contrapeso a la Rusia soviética, y luego ayudó agresivamente a China a enriquecerse, con la expectativa de que el autogobierno y la democracia siguieran en el Reino Medio.
Pero los tiempos pueden ser… cambiantes. La población de China está envejeciendo a un ritmo y escala que no tiene precedentes históricos. Se espera que esa nación pierda 400 millones de personas en edad de trabajar este siglo, y el número ya está disminuyendo. Hay un 18 por ciento de desequilibrio de género en la población del país. La tasa de natalidad de China nunca se recuperó de su política de “un solo hijo” de varias décadas. La India probablemente pasará a China como el país más poblado del mundo en esta década. China acaba de dejar de publicar su objetivo de crecimiento económico por primera vez en décadas.
China está intimidando a las empresas surcoreanas y japonesas. Samsung y Sony están reduciendo sus operaciones en la República Popular. Apple es un rezagado, pero está planeando trasladar el 20 por ciento de su presencia en la cadena de suministro china a la India. La India prohibió cincuenta y nueve aplicaciones móviles chinas después del mencionado choque fronterizo. Huawei se encuentra en la lista negra de la administración Trump, y la pérdida de Google en sus smartphones ha dañado gravemente las ventas fuera de China. El Reino Unido ha anunciado planes para la completa eliminación de Huawei de la infraestructura de telecomunicaciones británica para el 2023.
Los mercados de exportación de China están de espaldas, y furiosos con China por el coronavirus. Europa representa el 16 por ciento de las exportaciones de China, y es un desastre económico y financiero. América es el 19 por ciento, la actitud de Trump hacia China no es ningún secreto, y esas opiniones están ganando fuerza con ambas partes en el Capitolio. Las exportaciones chinas a Estados Unidos están cayendo rápidamente, un 17% desde el verano de 2018 hasta enero de 2020. Esto se acelerará dramáticamente por el coronavirus. Nadie pensó que este desacoplamiento económico podría ocurrir tan rápido. La inversión extranjera directa global de China también ha disminuido de 260.000 millones de dólares en 2017 a 125.000 millones de dólares en 2019. ¿Por qué China estaría relajando ahora su Iniciativa del Cinturón y Carretera?
Desde el punto de vista militar, las circunstancias geográficas de China solo pueden describirse como embotelladas y vulnerables. China está casi rodeada de países que no son amistosos. Sólo tiene un aliado, Corea del Norte, que es más bien un estado cliente. Japón, Corea del Sur, Taiwán, Vietnam, Australia e India están en el espectro de lo frío a lo hostil hacia China. La mayoría son aliados o amistosos con los Estados Unidos. Muchos están armados con armas de alta tecnología americana.
Para controlar el Mar de la China Meridional, China necesitaría controlar tanto la bahía de Subic como la de Cam Rahn. China está a cero por ciento del camino hacia allá. Filipinas acaba de invertir el curso con su amenaza de derogar su Acuerdo de Fuerzas Visitantes con los Estados Unidos. El territorio marítimo de cada nación del Mar de la China Meridional está descaradamente infringido por las reclamaciones de la “Línea de Nueve Guiones” de la RPC. Esta no es la forma de hacer amigos. El cortejo entre América e India va bien.
China y Rusia son amigos temporales de conveniencia. Rusia está atada por el dinero, y la calidad y cantidad de sus exportaciones de defensa son en su mayoría inferiores. La industria de defensa china construye principalmente imitaciones rusas. Rusia es buena en la fabricación de cazas y defensa aérea, pero no mucho más. Los aviones comerciales chinos son inmaduros, y no son dignos de ser considerados para las plataformas de reabastecimiento aéreo. No hay mucho al norte u oeste de China, y no es una buena alianza de trabajo con Rusia. Sus centros de poder son un continente gigante aparte, y el centro de gravedad de Rusia siempre ha estado en Europa. Rusia nunca ha sido capaz de proyectar energía de forma efectiva en su lejano oriente. Esta no es una buena relación simbiótica a largo plazo.
Para asegurar su comercio, China debe proyectar energía de la cuenca del Yangtsé y el Mar Amarillo al Mar de China Oriental. Esperando hay tres potenciales adversarios con sofisticados militares occidentales: Corea del Sur, Japón y Taiwán. Cuatro si quieres contar a los Estados Unidos. Corea del Sur y Japón tienen aviones terrestres de gran generación de fuerza en los Strike Eagles (F-15s) y los Joint Strike Fighters (F-35s). Taiwán está obteniendo letales F-16 Vipers con radares AESA. Hay 28.000 tropas americanas en suelo surcoreano.
China no tiene portaaviones nucleares, y sus portaaviones convencionales son chatarra. Los flancos terrestres chinos son mucho mejores que sus portaaviones. El J-15 Flanker, basado en el Su-33 ruso, es un poco de broma. No pueden despegar con toda la artillería y el combustible. La prensa china critica abiertamente al J-15. Son cazas de más de 70.000 libras que despegan de una rampa de esquí con un sistema de lanzamiento y recuperación de portaaviones obsoleto. Los portaaviones chinos funcionan con calderas de aceite anticuadas.
Los bombarderos chinos se basan en el antiguo Tu-16 Badgers de diseño soviético. Se describen con más precisión como bombarderos “medios”, a diferencia de sus homólogos americanos de largo alcance “estratégicos”. Aunque los modelos recientes presentan mejoras, estos bombarderos H-6 no están preparados para ir mano a mano con las defensas aéreas occidentales o los cazas de superioridad aérea.
Un paso a una proyección de potencia seria de tipo americano llevaría a la bancarrota a una economía china que ya está en problemas. El temible incentivo o escenario de la proyección de poder para China simplemente no existe. El lado oriental de la primera cadena de islas es el lado equivocado para China. Allí China encontrará enjambres de combatientes de cuarta y quinta generación en tierra y mar. Taiwán tiene una impresionante acumulación militar en marcha. Taiwán tiene muchos aeródromos, capacidad de reparación rápida de pistas, y puede mantener un alto nivel de operaciones tácticas incluso después de un bombardeo. Incluso el lado oeste de la primera cadena de islas es un problema desagradable para China. Ya sea que se trate de aviones tácticos aliados superiores o de submarinos de ataque americanos, tendrá las manos llenas en una batalla que podría no ganar.
China necesita mercados en Europa, petróleo del Golfo Pérsico y recursos en África. Los tres son fácilmente rehenes solo de la Marina de los Estados Unidos, sin mencionar las capacidades navales que tienen los amigos y aliados estadounidenses a lo largo del litoral asiático. La economía china se derrumbaría en semanas sin el petróleo del Golfo Pérsico.
Los desafíos militares de China pueden no ser superables, tal vez durante décadas. La geografía es demasiado dura para China.
Merrick «Mac» Carey es un ex asistente senior de Capitol Hill que ahora es CEO del Instituto Lexington, un grupo de expertos en políticas públicas en Arlington, Virginia.