La pandemia de coronavirus ha matado a más de 20.000 personas en Europa, según un recuento de cifras oficiales recogidas por AFP.
Europa es ahora el continente más afectado con 20.059 muertes de un total de 337.632 casos. La enfermedad COVID-19 ha matado a 9.134 personas en Italia y 5.690 en España, los dos países más afectados del mundo, y ha provocado tres cuartas partes de todas las muertes en Europa.
El número de infecciones de coronavirus confirmadas en todo el mundo superó las 600.000.
El último hito se produjo solo dos días después de que el mundo superara el medio millón de infecciones, según un recuento de la Universidad John Hopkins, que muestra que queda mucho trabajo por hacer para frenar la propagación del virus. Mostró más de 615.000 casos y más de 28.000 muertes.
Mientras que Estados Unidos ahora lidera el mundo en infecciones reportadas, con más de 104.000 casos, cinco países superan sus aproximadamente 1.700 muertes: Italia, España, China, Irán y Francia.
“No podemos prevenir completamente las infecciones en esta etapa, pero podemos y debemos en el futuro inmediato lograr menos infecciones nuevas por día, una propagación más lenta”, dijo a sus compatriotas la Canciller alemana Angela Merkel, que está en cuarentena en su casa después de que su médico dio positivo para el virus, en un mensaje de audio. “Eso decidirá si nuestro sistema de salud puede hacer frente al virus”.
El virus ya ha puesto a los sistemas de salud de Italia, España y Francia bajo una tensión extrema. Se han introducido cierres de diversa gravedad en toda Europa, casi vaciando las calles en ciudades normalmente bulliciosas, incluyendo París, donde las fotos de los aviones no tripulados mostraban los puntos de referencia de la ciudad inquietantemente desierta.
Merkel apeló a los alemanes a “ser pacientes”. Su jefe de personal dijo que Alemania, donde las autoridades cerraron las tiendas no esenciales y prohibieron las reuniones de más de dos personas en público, no relajará sus restricciones antes del 20 de abril.
España, donde las restricciones de permanencia en el hogar han estado en vigor durante casi dos semanas, informó de 832 muertes más el sábado, su mayor recuento diario hasta ahora, lo que hace un total de 5.690.
Otras 8.000 infecciones confirmadas elevaron esa cifra por encima de 72.000. Pero el director de emergencias de España, Fernando Simón, vio un rayo de esperanza, señalando que la tasa de infección está disminuyendo y las cifras “indican que el brote se está estabilizando y puede estar alcanzando su punto máximo en algunas zonas”.
Los médicos, enfermeros y conductores de ambulancias de las regiones más afectadas de España trabajan sin parar y enferman a un ritmo alarmante. Más de 9.000 trabajadores de la salud en el país han sido infectados.
“Estamos completamente abrumados”, dijo el paramédico Pablo Rojo en el hospital Dos de Maig de Barcelona. “Hubieron siete u ocho (pacientes transportados hoy) y todos con COVID-19. … Y la edad media está disminuyendo. Ya no tienen 80 años, ahora tienen 30 y 40 años”.
“A veces te vuelves un poco paranoico, ya no sabes cuando levantas el teléfono si te has limpiado las manos, si las has desinfectado o no. Te tocas la cara con las manos”, dijo Rojo.
España ha luchado para conseguir pruebas de coronavirus y equipo de protección para los trabajadores de la salud. El gobierno ha iniciado vuelos para transportar los suministros directamente desde China para reducir los tiempos de espera.
Como el epicentro se ha desplazado hacia el oeste, la situación se ha calmado en China, donde se han levantado algunas restricciones. Seis líneas de metro restauraron el servicio limitado en Wuhan, donde el virus surgió por primera vez en diciembre, después de que la ciudad tuviera su evaluación oficial de riesgo de coronavirus bajada de alta a media el viernes. Cinco distritos de la ciudad de 11 millones de habitantes se han relajado otras restricciones de viaje después de que su factor de riesgo se redujera a bajo.
Para la mayoría de las personas, el coronavirus causa síntomas leves o moderados, como fiebre y tos que desaparecen en dos o tres semanas. Pero para otros, especialmente los adultos mayores y las personas con problemas de salud existentes, el virus puede causar una enfermedad más grave, incluida la neumonía, y provocar la muerte.
Más de 135.000 personas se han recuperado, según Johns Hopkins.
Los efectos del brote han sido sentidos tanto por los poderosos como por los pobres.
El viernes, el Primer Ministro británico Boris Johnson se convirtió en el primer líder de un país importante en dar positivo al virus. Dijo que continuaría trabajando desde la autocuarentena.
En la próspera Finlandia, la policía en los controles de carretera comenzó a restringir el movimiento de personas hacia y desde su región más afectada, Uusimaa, que incluye la capital, Helsinki.
Los países siguen luchando por traer a casa a algunos ciudadanos varados en el extranjero por los cierres de fronteras y el casi cierre de los vuelos. El sábado, 174 turistas extranjeros y cuatro nepaleses en las faldas del Monte Everest pudieron salir días después de haber quedado varados en la única pista de aterrizaje que sirve a la montaña más alta del mundo.
En la vecina India, las autoridades enviaron una flota de autobuses a las afueras de la capital para hacer frente a un éxodo de trabajadores migrantes que trataban desesperadamente de llegar a sus pueblos de origen durante el mayor bloqueo del mundo.
Miles de personas habían huido de sus hogares en Nueva Delhi después de que el Primer Ministro Narendra Modi anunciara un cierre de 21 días que comenzó el miércoles y efectivamente dejó a millones de personas sin trabajo.
En algunas partes de África, las medidas de prevención del virus tomaron un cariz violento cuando los países impusieron cierres y toques de queda o sellaron las principales ciudades, con la policía de Kenya disparando gases lacrimógenos y los funcionarios de otros lugares captados en vídeo golpeando a las personas con porras.
Nueva York siguió siendo la ciudad más afectada de los Estados Unidos. El gobernador Andrew Cuomo dijo que la lucha para derrotar el virus llevará “semanas y semanas y semanas”.
Los estadounidenses se prepararon para el empeoramiento de las condiciones en otros lugares, con cifras preocupantes de infecciones en Nueva Orleans, Chicago y Detroit.
Los casos de virus han aumentado rápidamente en algunas ciudades estadounidenses como Detroit, donde la pobreza y la mala salud han sido problemas durante años. El alcalde Mike Duggan señaló que las pruebas agresivas son la razón del rápido crecimiento de las cifras.
“Parte de lo que estamos viendo en Detroit es que hay un número tan alto de individuos que tienen esas condiciones subyacentes, que tienen diabetes y enfermedades cardíacas, que pueden tener obesidad”, dijo el Dr. Joneigh Khaldun, director ejecutivo de medicina de Michigan, que anteriormente dirigía el departamento de salud de la ciudad.
“Lo que se ve ahora es que cuando se tienen realmente generaciones de pobreza concentrada y lo que llamamos esos determinantes sociales de la salud que impactan a una ciudad como Detroit, cuando se tienen pandemias como ésta, va a golpear más fuerte a esos lugares”.
El presidente de los EE.UU. Donald Trump invocó la Ley de Producción de Defensa el viernes, ordenando a General Motors a empezar a fabricar ventiladores.
Trump firmó un paquete de estímulo de 2.2 billones de dólares, después de que la Cámara de Representantes aprobara la medida de emergenca por votación oral. Enviará cheques a millones de estadounidenses, aumentará los beneficios de desempleo, ayudará a las empresas y lanzará un salvavidas a un sistema de salud abrumado.
El Dr. John Brooks, de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de los EE.UU., advirtió que los estadounidenses se encontraban “en la fase de aceleración” de la pandemia y que todos los rincones del país están en peligro.
“No hay ninguna parte geográfica de los Estados Unidos que esté a salvo de esto”, dijo.
Google anunció que donará más de 800 millones de dólares en fondos para los gobiernos, así como para las pequeñas y medianas empresas, en un esfuerzo por compensar los desafíos financieros que presenta la pandemia COVID-19.
Sundar Pichai, director general de Google y de su empresa matriz, Alphabet Inc., se comprometió a donar 250 millones de dólares en subvenciones publicitarias a la Organización Mundial de la Salud (OMS) y a los gobiernos de todo el mundo para difundir información sobre el virus. Prometió otros 20 millones de dólares destinados a organizaciones locales y ONG para realizar campañas de información sobre las formas de combatir el virus, 200 millones de dólares para organizaciones comunitarias y ONG para apoyar a empresas en dificultades, y 300 millones de dólares en créditos publicitarios que las pequeñas y medianas empresas podrán gastar hasta el final del año 2020.
Según la declaración, Google también prometió 20 millones de dólares adicionales en espacio en la nube para las instituciones de investigación en su esfuerzo por encontrar una vacuna para el coronavirus.
Desde 2005, el gigante de la tecnología ha dirigido una red de organizaciones benéficas, donando más de 1.000 millones de dólares en subvenciones a empresas sin fines de lucro en “poblaciones marginadas y vulnerables”.