El 21 de agosto de 2025, United Aircraft Corporation (UAC), en colaboración con Rostec, anunció la entrega de un lote adicional de cazabombarderos Su-34 al ministerio de Defensa ruso.
Varios lotes previos ya llegaron a principios de año, lo que evidencia un incremento en la producción aeronáutica rusa. A pesar de las tensiones económicas y las sanciones globales, la industria mantiene un ritmo acelerado. De esta forma, Rusia asegura que sus unidades aéreas reciban refuerzos constantes, lo que mitiga cualquier interrupción en las misiones críticas.
Antes de la transferencia oficial, cada aeronave superó pruebas exhaustivas en tierra y en vuelo. Un piloto de las VKS destacó su adaptabilidad para misiones variadas, tanto diurnas como nocturnas, en cualquier clima y con diversos armamentos.
UAC califica el mes en curso como el de mayor entrega de aviones hasta la fecha. Esta marca revela la persistencia y también el fortalecimiento del proceso productivo. Los anuncios oficiales indican envíos trimestrales múltiples, lo que proyecta una fabricación anual de decenas de unidades destinadas a reemplazar bajas y potenciar escuadrones activos.
Las sanciones occidentales generan presiones intensas sobre Rusia, especialmente en la obtención de componentes electrónicos y materiales avanzados. Moscú recurre entonces a soluciones domésticas y rutas de aprovisionamiento alternativas. No obstante, UAC afirma que el flujo productivo permanece intacto y, de hecho, alcanza picos históricos.
Vadim Badekha, director ejecutivo de la compañía, proclamó que las entregas superaron cualquier registro reciente. Rostec, por su parte, presenta estas transferencias seriadas como “rítmicas”, emblema de una táctica de resistencia sostenida. Para el Kremlin, este pulso trasciende el mero abastecimiento frontal; representa una afirmación política ante la nación y el mundo exterior.
El Su-34, conocido como “Fullback” por la OTAN, surge del Su-27 Flanker y sustituye al Su-24 en roles de ataque. Su fuselaje incorpora una cabina blindada de titanio que aloja a dos tripulantes en tándem, lo que eleva la seguridad y la comodidad en vuelos prolongados. Esa configuración optimiza la supervivencia en entornos hostiles.
Dos motores turbofan AL-31F impulsan el aparato hasta Mach 1.8, con un radio de acción de 4.000 kilómetros. Además, soporta reabastecimiento aéreo, lo que extiende su proyección más allá de las bases principales. Su electrónica de vuelo integra radar B-004 de matriz pasiva, que detecta blancos aéreos y terrestres al unísono.
El sistema Platan de orientación electroóptica complementa el radar, mientras que la navegación GLONASS asegura precisión en rutas complejas. Para la defensa propia, equipa receptores de alerta radar y dispensadores Sorbtsiya-S en las alas, que neutralizan amenazas de misiles superficie-aire modernos. Estas herramientas colectivas blindan al piloto contra riesgos imprevisibles.
Doce pilones de carga permiten una carga armamentística diversa. Un cañón GSh-30-1 de 30 mm arma su nariz, flanqueado por misiles aire-aire como R-73, R-27 y RVV-AE para resguardo. En ataques terrestres, integra Kh-29, Kh-31 y Kh-59, junto a bombas KAB-500 y KAB-1500 guiadas con exactitud.
En escenarios navales, el misil 3M-80EA supersónico amenaza naves capitales. Esa versatilidad habilita roles desde penetraciones profundas hasta supresión de defensas antiaéreas, bombardeos precisos y vigilancia táctica. Rusia explota así el potencial multifacético del diseño en conflictos dinámicos.
Desde febrero de 2022, el Su-34 protagoniza despliegues en Ucrania, con énfasis en bombardeos de alcance extendido. Emplea municiones de precisión contra nodos vitales y fortificaciones enemigas en diversos teatros. Aunque pérdidas en combate han mermado la flota inicial, las reposiciones fabriles contrarrestan ese desgaste con inyecciones regulares.
Los líderes rusos resaltan su robustez frente a las capas densas de antiaéreas ucranianas. Ese énfasis subraya la plataforma como bastión confiable en entornos adversos. Así, el avión cumple funciones tácticas y valida la doctrina aérea de Moscú en pruebas reales.
Para el Kremlin, cada Su-34 incorporado revitaliza la campaña aérea como herramienta dual: operativa y simbólica. Refuerza las VKS contra rivales y proyecta a la esfera global una flota de bombarderos tácticos inquebrantable y en expansión continua. Esa dualidad consolida su rol en la visión estratégica rusa.
No obstante, la capacidad para igualar el attrition bélico y sostener la demanda a futuro permanece incierta. Por el momento, el Su-34 encarna un triunfo ingenieril y un emblema de la tenacidad moscovita. Su permanencia en el núcleo de la aviación de asalto define la postura militar del país ante desafíos persistentes.