El viernes, China condenó a la administración estadounidense por sus críticas a las inversiones de Beijing en Israel como una amenaza, así como por acusar al país asiático de ocultar información sobre el coronavirus y obstaculizar los esfuerzos internacionales para reprimir la enfermedad.
En una declaración del viernes, la embajada de China en Israel dijo que las acusaciones eran “absurdas” y dijo que esperaba que sus “amigos judíos” en Israel no solo lograran derrotar el virus sino también el “virus político” – una aparente referencia a las acusaciones lanzadas en Beijing por el Secretario de Estado de EE.UU. Mike Pompeo durante una visita a Israel esta semana.
La declaración también decía que “los amigos judíos saben… bien” que históricamente, “la pandemia está acompañada de conspiraciones y la oscura mentalidad de buscar chivos expiatorios”.
Cuando Pompeo visitó Israel esta semana por un breve período de ocho horas, los funcionarios del Departamento de Estado dijeron que un tema principal de discusión fue la preocupación de Washington por la relación comercial de Israel con China, citando su falta de transparencia y sus prácticas comerciales problemáticas.
Altos funcionarios de seguridad de ambos países han dado la voz de alarma sobre la participación china en proyectos de infraestructura, advirtiendo que son un riesgo para la seguridad y podrían poner en peligro los lazos con los EE.UU.
La embajada en su declaración dijo que Pompeo ha afirmado durante mucho tiempo que hay riesgos de seguridad en la cooperación con China, “sin producir ninguna prueba concreta”.
Decía que la cooperación entre Israel y China era de naturaleza “ganar-ganar”, y afirmaba que las afirmaciones de una “compra” china de Israel era ridícula, ya que “la inversión de China en Israel solo representa el 0,4 por ciento de la inversión de China en todo el mundo y el 3 por ciento de la inversión extranjera volada a Israel”.
Pompeo el año pasado dijo que tratar con China planteaba riesgos porque utiliza “la deuda como una trampa” y “se dedica a espiar a través de sus empresas comerciales estatales y presenta riesgos a través de sus sistemas de tecnología, empresas como Huawei”, añadiendo que estos “presentan riesgos reales para el pueblo de Israel”.
En octubre, bajo la presión de los EE.UU., el gabinete de seguridad de Israel anunció la formación de un nuevo panel asesor para revisar las inversiones extranjeras en el país.
Pompeo y el presidente de los EE.UU. Donald Trump también han culpado cada vez más a China por la infección de coronavirus y las tasas de mortalidad en los EE.UU. se han disparado, diciendo que ocultó información sobre el brote durante sus etapas iniciales e incluso afirmando que había pruebas de que el virus había sido liberado accidentalmente de un laboratorio chino – aunque no han proporcionado ninguna corroboración.
La embajada en su declaración dijo que Beijing “nunca ha encubierto el brote”, insistiendo en que sus médicos y científicos han cooperado con los funcionarios de todo el mundo de “manera abierta y transparente”.
Dijo que la situación en los EE.UU., que se ha convertido en el país más afectado del mundo, con casi 1.5 millones de casos y 87.000 muertes, “no es causada por China, sino por la inacción de unos pocos políticos estadounidenses que perdieron la oportunidad de poner el virus bajo control”.
Beijing dijo que Washington estaba “echando la culpa a China por la respuesta inadecuada de otra persona”, mientras que afirmaba que se había convertido en el objetivo de una campaña de desprestigio.
La embajada incluso cuestionó la sabiduría convencional de que el virus se originó en China, aunque se cree que fue la fuente.
“El lugar donde se informó por primera vez de un caso no suele ser su origen” en las pandemias, dijo. “Cada vez más estudios muestran que el coronavirus en diferentes lugares pertenece a diferentes cepas, y los pacientes cero de muchos países ni siquiera tienen contacto con China”.
El consenso científico sigue evolucionando, pero la teoría principal es que la infección entre los seres humanos comenzó en un mercado de animales en Wuhan (China), probablemente a partir de un animal que contrajo el virus de un murciélago.
Se ha acusado a China de una lenta respuesta inicial al brote y de ocultar información sobre su alcance que puede haber obstaculizado la respuesta mundial.
En Beijing se silenciaron las alertas tempranas, de manera que los chinos se aseguraron de que el riesgo de transmisión sostenida de persona a persona era bajo, incluso cuando las personas infectadas entraron en los hospitales de todo el país y se encontró el primer caso fuera de China, en Tailandia.
Trump ha pasado a culpar a China y a detener las contribuciones de EE.UU. a la Organización Mundial de la Salud, acusándola de repetir como loros la información errónea de Beijing.