RIO DE JANEIRO, Brasil – El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, dijo que cree que los crímenes del Holocausto pueden ser perdonados, pero que no deben ser olvidados.
El líder brasileño hizo los comentarios el jueves por la noche en una reunión con pastores evangélicos en Río de Janeiro. Fue aplaudido por los asistentes.
“Podemos perdonar, pero no podemos olvidar. Esa cita es mía. Aquellos que olvidan su pasado son condenados a no tener futuro”, dijo Bolsonaro, y agregó que se necesitan acciones para que el Holocausto no se repita.
El 2 de abril, Bolsonaro visitó el monumento conmemorativo del Holocausto en Jerusalén junto con el Primer Ministro Benjamin Netanyahu.
Netanyahu ha abrazado con entusiasmo al recién elegido Bolsonaro, quien encontró un terreno común con el gobierno de derecha del primer ministro israelí. Su apoyo abierto a Israel ha jugado bien para sus seguidores evangélicos.
Netanyahu viajó a Brasil a principios de año para la toma de poder de Bolsanaro y el líder brasileño llegó a Israel en una visita de alto perfil, pocos días antes de las elecciones de Israel, en una medida que muchos dijeron estaba diseñada para reforzar las posibilidades de elección de Netanyahu.
Netanyahu y Bolsonaro firmaron varios acuerdos que prometen defensa, seguridad cibernética y cooperación policial entre sus países.
Durante su visita a Israel, Bolsanaro anunció la decisión de Brasil de abrir una oficina comercial en Jerusalén. Bolsonaro se había comprometido previamente a trasladar la embajada de su país a Jerusalén, pero la reubicación parece estar en suspenso.
Bolsanaro visitó el Muro Occidental acompañado por Netanyahu, convirtiéndose en el primer jefe de estado extranjero en visitar el sitio junto con un alto funcionario israelí.
Su paso sin precedentes podría verse como un reconocimiento tácito de la soberanía israelí sobre ese lugar en la Ciudad Vieja de Jerusalén, que la comunidad internacional generalmente considera “territorio palestino ocupado”. El Muro Occidental, que forma parte de los muros de contención del Segundo Templo, es el lugar más sagrado donde los judíos pueden orar.