¿Son arriesgadas o responsables las restricciones mínimas aprobadas por el gabinete del coronavirus para detener la propagación del brote de la variante Delta?
Las autoridades sanitarias parecen divididas.
“Son buenas decisiones y la forma correcta de afrontar la situación actual”, dijo el profesor Dror Mevorach, médico jefe del Centro Médico Universitario Hadassah.
“Creo que deberíamos haber tomado más medidas”, contradijo el profesor Eli Waxman, presidente de un comité de expertos asesores del Consejo de Seguridad Nacional, que asistió a la reunión del gabinete sobre el coronavirus en la que se tomaron estas decisiones.
El gabinete dictaminó las siguientes estrategias: aumentar la campaña nacional de vacunación mediante un esfuerzo concertado de relaciones públicas, que también incluirá un impulso para el uso de mascarillas y el distanciamiento social; realizar pruebas rápidas en las entradas de los centros geriátricos y en los campamentos de verano que atienden a más de 100 niños; exigir la cuarentena a las personas que regresen del extranjero hasta que se reciban los resultados de las pruebas; y evaluar si el periodo de cuarentena podría reducirse para mejorar el cumplimiento.
En todo el mundo parece haber diferentes enfoques.
En el Reino Unido, por ejemplo, el Primer Ministro Boris Johnson ha decidido que el 19 de julio se eliminarán casi todas las restricciones de la COVID, ya que más del 85% de la población ha recibido al menos una vacuna. Es una medida que Mevorach describió como “un poco demasiado liberal y demasiado rápida para mi gusto”.
Johnson tomó la decisión basándose en las líneas de tendencia del país: Por un lado, el número de personas infectadas por el coronavirus está aumentando debido a la variante Delta. Por otro lado, parece que el aumento de pacientes graves es mínimo a pesar de los nuevos casos.
En cambio, Japón ha declarado el estado de emergencia por solo unos 900 casos nuevos al día. Ha dicho que el estado de emergencia durará al menos hasta el 22 de agosto, lo que significa que los Juegos Olímpicos se celebrarán sin público.
Israel se encuentra en un punto intermedio.
Los profesionales de la medicina creen que la vacuna de Pfizer, de la que más de 5,6 millones de israelíes han recibido al menos una inyección, sigue ofreciendo una fuerte protección contra el desarrollo de la enfermedad grave, y “si el 99% de las personas infectadas solo desarrollan una enfermedad leve, no debemos ponernos histéricos”, dijo el profesor Jonathan Halevy, director general del Centro Médico Shaare Zedek, a The Jerusalem Post.
En la actualidad, Israel tiene menos de 50 pacientes graves, y la mayoría de ellos tienen más de 60 años y sufrían enfermedades subyacentes antes de ser hospitalizados.
Pero Waxman dijo que, aunque está de acuerdo con muchas de las medidas que tomó el gabinete, cree que no fueron suficientes. Animó a los miembros a poner en marcha de nuevo el pase verde, que habría exigido a las personas no vacunadas y a los niños someterse a una prueba de coronavirus antes de entrar en grandes reuniones públicas, entre otras normas.
“La sensación de urgencia no es lo suficientemente fuerte todavía”, dijo Waxman al Post.
En una entrevista en N12 el miércoles por la noche, el profesor Gabi Barabash -ex director general del Ministerio de Sanidad- expresó su indignación por las decisiones del gabinete, afirmando que eran necesarias medidas adicionales para detener la propagación del virus. Incluso advirtió que, si el gobierno no tomaba medidas, era probable que las escuelas no abrieran en su totalidad el 1 de septiembre.
Barabash recomendó exigir máscaras en los espacios abiertos, hacer más para atrapar a los enfermos en el aeropuerto, exigir el aislamiento incluso a las personas vacunadas si han estado junto a un enfermo, implantar pruebas rápidas de coronavirus para la entrada a todos los grandes eventos e invertir en investigación para determinar si la eficacia de la vacuna está disminuyendo.
Mevorach también dijo que hay un área en la que cree que el gabinete se quedó corto: el aeropuerto.
“Creo que habrían hecho mejor iniciando pruebas rápidas en el aeropuerto”, dijo. “Si un pasajero está potencialmente infectado, no queremos que tenga que esperar para obtener una respuesta hasta que llegue a casa, porque coge el tren y podría transmitir el virus y hacer que la gente enferme sin saberlo”.
Pero más preocupante aún que el nivel de restricciones es si el gobierno será capaz de aplicar incluso las medidas que ha anunciado.
Por ejemplo, ¿cómo va a realizar el gobierno los controles rápidos de los niños inscritos en los campamentos de verano más grandes? No se ha seleccionado ninguna empresa de pruebas que el público conozca. Además, estas pruebas pueden ser caras. ¿Quién las va a pagar?
“Es un reto logístico”, dijo el miércoles por la noche Nachman Ash, comisionado para el coronavirus, “y un reto económico”. El campamento se está llevando a cabo ahora. ¿Cuánto tiempo durará? Dijo que los niños “serán cubiertos por el Estado”, pero añadió que “tenemos que resumirlo con todas las partes relevantes y el gobierno”.
Por otra parte, aún no está claro cuándo entrará en vigor la decisión de exigir el aislamiento de quienes aterricen en el aeropuerto Ben-Gurion. En su anuncio, el ministro de Sanidad, Nitzan Horowitz, y el primer ministro, Naftali Bennett, dijeron que querían dar al público tiempo suficiente para organizarse antes de poner en marcha esta restricción. Sin embargo, no se fijó ninguna fecha límite, dejando al público confundido.
Hacer cumplir el aislamiento es algo que a Israel no se le ha dado bien en el pasado. Las nuevas medidas se basan en la aplicación. No está claro por qué los ciudadanos deberían confiar en que se mejorará.
Y, por último, los propios funcionarios de salud parecen estar en conflicto sobre cómo determinar cuándo se requerirán restricciones adicionales: ¿basándose en el número de nuevos casos diarios o en el número de casos graves?
Se han barajado varias cifras. Waxman dijo que el gabinete de coronavirus se volvería a reunir si Israel alcanzaba los 1.000 casos nuevos al día. Otros han dicho que la bandera roja ondearía a los 100 casos graves.
Horowitz dijo en una entrevista televisiva que ambos son importantes, y que el modelo que están utilizando consiste en ambos. Pero Ash dijo lo contrario: “Si vemos más pacientes graves, tendremos que ver que no llegamos a una situación en la que pongamos en peligro el sistema… si vemos un aumento de enfermedades graves, tendremos que tomar más medidas”.
Por el contrario, Waxman aconseja al gabinete que se centre en la tasa de reproducción, la “R” o número de personas que infecta un enfermo.
“Utilizar el número de personas en las unidades de cuidados intensivos no es el enfoque correcto”, dijo Waxman. “Cuando ya hay un número significativo allí, es demasiado tarde. Si se espera a ver un aumento de pacientes graves, ya se ha perdido el control y se tendrá que tomar medidas más estrictas”.
Según él, sería mucho mejor tomar ahora medidas algo más contundentes para reducir la tasa diaria en lugar de esperar.
Pero incluso así, no hay garantías, ya que cada vez se descubren más variantes.
“El virus en sí es imprevisible”, dijo Halevy. “Puede ocurrir cualquier cosa y todo”.